**Ingenio más ingenio = superingenio**
Jose Fernando y Alma Noemy eran los directores de Studio Escaparatismo, una empresa dedicada a diseñar y montar escaparates originales y creativos para todo tipo de negocios. Se habían conocido en un bar, donde coincidieron por casualidad y se enamoraron a primera vista. A los dos meses ya vivían juntos y se casaron hace 25 años; compartían su pasión por el deporte, la naturaleza y la aventura.
Su trabajo les encantaba, pero también les exigía mucho. Tenían que estar al día de las tendencias, los materiales, las técnicas y las necesidades de sus clientes. Además, tenían que competir con otras empresas del sector que también ofrecían servicios de escaparatismo. Por eso, Jose Fernando y Alma Noemy se esforzaban por ser los mejores, los más ingeniosos, los más superingeniosos.
Cada proyecto era un reto para ellos, una oportunidad de demostrar su talento y su complicidad. Se inspiraban el uno en el otro, se complementaban, se divertían. A veces discutían por algún detalle o por alguna idea que no les convencía, pero siempre acababan encontrando una solución que les satisfacía a ambos. Y cuando terminaban un escaparate, lo celebraban con una escapada a algún lugar que les apeteciera explorar.
Así era su vida, llena de color, de forma, de movimiento. Hasta que un día recibieron un encargo que les cambió la vida.
Era un escaparate para una librería que iba a abrir en el centro de la ciudad. El dueño les había pedido que hicieran algo especial, algo que llamara la atención de los transeúntes y que les invitara a entrar en el establecimiento. Les había dado libertad para elegir el tema, el estilo y los elementos que quisieran usar. Solo les había puesto una condición: que el escaparate tuviera un libro gigante como protagonista.
Jose Fernando y Alma Noemy aceptaron el reto y se pusieron manos a la obra. Buscaron referencias, bocetaron ideas, seleccionaron materiales. Querían hacer algo diferente, algo que no se hubiera visto antes. Pensaron en hacer un libro interactivo, que se abriera y se cerrara al detectar la presencia de alguien. Dentro del libro habría escenas tridimensionales de diferentes géneros literarios: terror, romance, ciencia ficción… Cada escena tendría sonido, luz y movimiento. Sería como entrar en un mundo mágico.

Se entusiasmaron con el proyecto y se pusieron a trabajar en él con dedicación y esmero. Pero pronto se dieron cuenta de que no era tan fácil como habían pensado. El libro tenía que ser lo suficientemente grande como para ocupar todo el escaparate, pero también lo suficientemente ligero como para poder moverse con facilidad. Las escenas tenían que ser lo suficientemente detalladas como para recrear las atmósferas de cada género, pero también lo suficientemente simples como para no sobrecargar el espacio. Los mecanismos tenían que ser lo suficientemente sofisticados como para funcionar correctamente, pero también lo suficientemente discretos como para no estorbar la visión.
Jose Fernando y Alma Noemy se encontraron con muchos problemas técnicos y creativos que tuvieron que resolver sobre la marcha. A veces tenían que rehacer partes enteras del libro o cambiar elementos que no funcionaban como esperaban. Otras veces tenían que buscar soluciones alternativas o improvisar con lo que tenían a mano. El tiempo se les echaba encima y la presión aumentaba.
Pero no se rindieron ni se desanimaron. Al contrario, se apoyaron el uno en el otro y se motivaron mutuamente. Se recordaron lo mucho que se querían y lo mucho que disfrutaban trabajando juntos. Se dijeron que eran unos genios, unos supergenios, unos ingenios más ingenios superingenios.
Y así fue como lograron terminar el escaparate justo a tiempo para la inauguración de la librería. El dueño quedó encantado conAquí tienes una posible continuación de la historia:
El dueño quedó encantado con el resultado y les felicitó efusivamente. Los transeúntes se quedaron maravillados con el escaparate y se acercaron a verlo con curiosidad. Algunos se atrevieron a abrir el libro y a descubrir las escenas que escondía. Otros se tomaron fotos con el libro y las compartieron en las redes sociales. El escaparate se convirtió en un éxito y la librería en un referente.
Jose Fernando y Alma Noemy se sintieron orgullosos de su trabajo y de su amor. Se abrazaron y se besaron frente al escaparate, sin importarles las miradas de los demás. Sabían que habían creado algo único, algo que reflejaba su personalidad y su historia. Sabían que eran ingenio más ingenio igual a superingenio.
Y vivieron felices y escaparatados